Desde los tiempos ancestrales, aquellos en que los reyes gobernaban bajo el filo de su espada, la fastuosidad y excéntrico gusto de los monarcas, para demostrar la riqueza y poder de sus imperios, ha sido el eje primordial en sus reinados.
Gigantescos castillos, invaluables joyas de la corona, tronos magníficos, impresionantes barcos y fastuosas carrozas hechas completamente en oro, son apenas pequeños ejemplos que los reyes han utilizado por décadas para demostrar la riqueza de sus tierras.
En esta radiante mañana, la tuna líder del carnaval en Pedasí evoca la fastuosidad de la corona británica, al presentar una alegoría inspirada en el más espectacular coche tirado por caballos que ha podido existir. Nos referimos a La Carroza Real de Isabel II de Inglaterra.
La opulencia y los excesos de la majestuosa carroza de oro de la reina Isabel es reconocida a nivel mundial, para su confección no se reparó en gastos, cuyo dueño original fue el Rey George III que había pedido expresamente que fuera esplendorosa.
Esta magistral carroza es utilizada únicamente para acontecimientos sumamente importantes. Los periódicos de la época escribieron a la hora de definirla: “Con una elegancia y grandeza sin precedentes en todos los reinos de Europa. Posteriormente el Rey George le regala esta majestuoza carroza a, para aquel entonces, la Princesa Isabel de Inglaterra, quién la utilizó en su coronación el 2 de junio de 1953, un año después de la muerte de su padre.
El diseño y confección del disfraz que nos presenta nuestra hermosa majestad es obra del reconocido artista Jaime Raúl González. El diseño de esta sin igual alegoría estuvo a cargo de Leonel Barrios. Los caballos, ángeles y musas fueron realizadas por el habilidoso escultor Luis (Fili) Pérez. La tarima y ruedas del carruaje fueron realizadas por el grupo de trabajo de Calle Abajo de Pedasí. La decoración de las piezas fue dirigida por el Licenciado Esteban Chung y los aparejos, emplumado, moteado y tapa plumas son obra del Lic. José Córdoba.