La historia de Egipto comienza con el período Neolítico, llamado badariense, luego del cual se suceden diversas fases llamadas predinásticas, a las cuales les prosigue un período confuso en el cual señores locales luchan por el predominio y buscan imponerse como único soberano de Egipto. Uno de éstos, Ka-Hor, logra conquistar el corazón del alto Egipto y se proclama señor del río y del desierto y por primera vez se adjudica naturaleza divina.

Pero también los Dioses a veces caen, y en efecto Ka-Hor es víctima de la rebelión de uno de sus feudatarios y se proclama único soberano con el nombre de rey Cocodrilo. Este hace asesinar a todos los hijos de Ka-Hor menos uno, cuenta la leyenda que el niño fue recogido por el jardinero de los Dioses, quién lo adoptó como su hijo, haciéndolo partícipe de la vida divina, el cual aún siendo niño, un gran escorpión tenía el deber de nutrirlo y matar a todo asesino enviado para eliminarlo.  

A sus 16 años, el joven entra a Nekhen con pocos secuaces y vence al Rey Cocodrilo, y según la leyenda, abre con su maza una vorágine a través de la cual arroja al usurpador al mismo infierno. Siendo entonces proclamado Soberano del Alto Egipcio. Luego de eliminar varios usurpadores lanzándolos a fosos llenos de escorpiones, se desplaza al bajo Egipto y lo conquista, elimina toda inscripción de los reyes predinásticos del Bajo Egipto y diviniza no solo a su padre sino también a todos sus antepasados nombrándolos los siete custodios de las Puertas del Más Allá, a través de la cual se profetiza que volverá para dominar todo el mundo conocido, volviendo a unificar su Imperio que abarcaba Europa, parte de Asia y el Norte de África.